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Empecemos por el Principio

Principiante, no hay principio; el principio se hace al empezar.

“¿Y qué se empieza?”. Pues el principio.

“Ya, pero ¿el principio de qué?”. Yo qué sé. Si lo supiese no haría falta empezarlo—empezaría otra cosa. El principio lo es todo hasta que deja de serlo. En ese momento no es nada.

“Joder, sigues con tus mierdas.”

Sí.

Volviendo al tema, el principio son dos cosas ahora mismo: es que eres, y que las cosas son como son. “Vale, bien. Entonces ¿qué eres?”. No sé, ¿por qué lo preguntas? “Pues porque lo acabas de decir”.

Hmm…

Ah, ya entiendo.

Veamos, toma dos. El principio son dos cosas: es que ahora mismo eres, y que ahora mismo las cosas son como son. ¿Ahora lo pillas? “Sí”. Es que eres. “Ya”. No es qué eres. “Que sí, que ya lo he pillado, pesado”.

Muy bien. Con esto, hemos llegado al final del principio. Ya empezaremos otra vez por el principio. “¡Joder, otra vez me dejas a med

Las cosas son como son

Las cosas son como son, y no puedes hacer nada para evitarlo. Quizá digas “¡Qué dices, claro que puedes!”. Pues sí, en muchos casos claro que puedes hacer algo. Y entonces, ¿cómo serán las cosas?

Esperemos que las cosas ahora sean diferentes pero, pase lo que pase, hayas o no tenido éxito en cambiarlas: las cosas son como son — otra vez. “Vale, sí, las cosas son como son, ¡pero puedes cambiarlas para que sean como quieres que sean!”. Es cierto, a veces se da el caso. Pero a veces no. Así son las cosas, y no hay nada que puedas hacer para cambiar esto.

“¡Anda no me jodas! Estás siendo difícil porque sí”. ¿De verdad es lo que crees?

“…”

¿De verdad?

“…pues sí”. Entonces supongo que así es como son las cosas.

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